Volamos desde Copenhague sin contratiempos aunque con lluvía hasta el nuevo destino, Berlin y la ciudad es realmente impresionante. La primera tarde seguimos las huellas del muro, llegamos a la puerta de Brandemburgo y subimos a la cúpula del Reigstad, una puesta de sol preciosa.
Parece increible que fuera una ciudad arrasada y dividida hasta hace bien poco porque ahora esta totalmente transformada con unos edificios modernos impresionantes que contrastan con las moles de hormigón que todavía perduran.Lástima que las tiendas cierren tan pronto, porque es increible la variedad, calidad y cantidad de cosas diferentes que puedes encontrar en esta gran urbe. Me encanta!
PD.- Estamos reflejados en el centro.
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